domingo, 1 de enero de 2012

Feliz 2012

Un año más que pasó y otro que comienza. Este acaba de romper a llorar y parece que los primeros estímulos que ha recibido no vienen impreganados de mucha ternura. Habrá que esperar activamente. 
A diferencia de la naturaleza, propiamente dicha, el Ser Humano añade novedad a su quehacer diario en éste continuo devenir. Aunque también somos presa de una especie de "eterno retorno" que nos abruma años tras año con conflictos que no cesan; no paran las injusticias ni las miserias. Lo diabólico, con sus infinitas máscaras, nos acompaña siempre. 
Aún así, las personas no nos resignamos, y cada año derrochamos deseos de bienestar. Y es que todos y todas necesitamos mucha paz y mucho bien en nuestras vidas. Pero sabemos que esto no llegará mientras no edifiquemos en  Amor y Justicia.
Desde el pensamiento y la práctica cristianos no es lícito quedarse en los buenos deseos, hay que aferrarse con todas las fuerzas a una realidad muy concreta desde hace ya más de 2000 años: la encarnación del Logos de Dios en la persona de Jesucristo. Por esta encarnación nosotros hemos tomado consciencia cierta de quienes somos en realidad y nos hemos abierto al diálogo con el Padre. Y esto de Padre, significa que somos hijos, y si hijos también hermanos y hermanas.

A pesar de todo sabemos que éste nuevo año también traerá consigo sus desgracias, sus miserias, sus injusticias y desigualdades, sus sufrimientos ¿Cómo es esto posible año tras año si la Verdad y el Amor nos han visitado y han acampado en nuestro corazón, en medio de los hombres? Tal vez sea porque en ese acto de soberanía y poder divinos, como no hubo otro, de hacernos libres, nos atrevemos a decirle "no"; ese es el problema.

Queridos amigos y amigas: pacifiquemos nuestros corazones y nuestras vidas para ser auténticos instrumentos de paz y de justicia en manos de Dios. Atrevámonos a cortar el círculo trágico de la historia y  hagamos de ella camino recto de progreso y construcción humanos.

Feliz 2012
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