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martes, 20 de septiembre de 2016



Llegan solas,
sin llamarlas,
estremeciendo la calma,
sobresaltando la vigilia cotidiana
y convirtiéndola en ánima que sube y se evapora.
Ráfagas de viento enfurecido
que desnudan y liberan esa conversación que es el ser humano.
Cataratas de cotidianas ideas,
pensamientos y deseos
resonando sobre el cauce del río que nos lleva.
Torrente de paisajes interiores
que inundan las horas y los días,
los meses y los años
de anhelos y deseos sobresaltados.
Son ellas,
las palabras.
Palabras creadoras.
Palabras que liberan,
palabras encarnadas que sanan la vida y la memoria.
Palabras.
Benditas palabras

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